Sonata de la muerte

   La respiración se me corta. Mis ojos salen de sus órbitas. Mi mente se vuelve totalmente blanca. Mis sentidos se paralizan. La lengua se me congela. Las manos me tiemblan. Crece un gran nudo en mi garganta. Siento mi cuerpo cayendo en sentido contrario a lo normal. Todo lo veo blanco y negro. Las caras de las personas se tornan tristes, algunas lloran. Mi boca balbucea. Las lágrimas se deslizan lentamente por las mejillas, pero no consigo emitir ninguna lamentación, ningún sonido. Las personas reducen su marcha. Se oye una música extraña a lo lejos. Es triste. Me doy la vuelta, pero por mucha fuerza que ejerza no consigo acelerar mi movimiento. Las articulaciones se me duermen. Los músculos ya no me obedecen.  Mis emociones se me atragantan, se pierden a muchos kilómetros lejos de mí. Ya no recuerdo nada, ¿qué hice antes? ¿qué hago aquí? ¿hacia donde me dirigía?. Me he perdido. Le HE perdido. 
Los edificios se desmoronan lentamente, pero no se oye ningún ruido, sólo esa música, esa música rara.
Mi mundo se ha quedado paralizado, congelado, sin sentido.
Suena la sonata de la muerte.