miércoles, 17 de abril de 2013

Los desvelos con Hugo


   Recostado, quería sentir mis labios sobre los suyos. Exhalaba el humor del cigarro Chesterfield que fumaba con una pasividad codiciable. Todo iba a su tiempo, siempre, hacía las cosas cuando de verdad tenía ganas de hacerlas. Destiempo, se paraba todo.
Desgarro.
Él me agarró del brazo fuertemente y me trajo hacia sí, las cosas siempre tienen que ser como él quiere, y torpemente me recosté sobre su pecho desnudo para besarlo. Pero simplemente rozó mi labio inferior con su lengua. Y me soltó el brazo alejándolo con fuerza. Me senté de nuevo en el borde de la cama y miré como él nuevamente cogía otra calada de su cigarro.
   Yo aún no sabía cuantas lunas tendría que esperar para rozar su alma, sentir su áspero latido, pero esperaría todas y cada un desvelo que hiciese falta. Todos los cigarros por consumir que se hallasen. 



1 comentario:

  1. me impresiona como la protagonista de la historia sigue al lado de alguien que la ignora , aunque a veces muchas chicas lo hacen esperando que el cambie y se de cuenta de que esta allí

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