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   Aquella noche fingimos cosas que no debíamos, quisimos sentir sentimientos que no sentíamos y actuamos como no debíamos de haberlo hecho. Dijimos muchas cosas que no tenían sentido, nos dirigimos muchas miradas huecas y sonrisas no conseguidas. No fingimos tristeza, fue lo único que no supimos fingir. Atados a lo que tenían que fingir, ser y estar, olvidamos donde estábamos y qué éramos. Dos chiquillos, dos jóvenes que se dejaban llevar por el oleaje del que dirán, preocupados por solo una capa de muchas palabras, esclavizados a dar una buena imagen. Perdimos nuestro ser mientras nos hundíamos lentamente, fingiendo tantas cosas, cuando olvidamos ya lo que éramos. Nos sentimos perdidos de verdad, ahora nuestras miradas eran huecas, nuestros sentimientos no tenía sentido y nuestros actos carecían de decadencia. Si algo éramos era dos muñequitos que no pretendimos ser, ¿o sí? es que olvidó hace tiempo lo que era, y ya no sabe si quiso ser así, llegar a ese punto. Atados a lo que tenían que fingir ser y estar.