lunes, 19 de marzo de 2012

Su pequeña mente

   Se despertó asfixiada y sudorosa en la cama con las sábanas revueltas. Mantenía bien abiertos los ojos observando a su alrededor, hasta que se percató de que seguía en el Motel que había encontrado en medio de la carretera, tragó saliva y aflojó la vista. Se recostó bien en la cama mientras intentaba calmarse. Pero no podía,  aquel pensamiento la perseguía, no podía zafarse de él. Por muchos kilómetros que recorra en coche, o por muy diferente que se quiera vestir, no va a poder olvidarse de lo que hizo una vez. Y eso la inquieta, la hace despertarse a media noche, pues acaba de ver en el reloj de mano las 3 de la mañana. Las 3 de la mañana. Todo ocurrió a esa hora, el destino quiere vengarse de ella. Se coge los pelos y se lo arranca, está aturdida, tiene unas ojeras completamente negras y los ojos rojos. Grita, no para de gritar, y ahora ríe fuertemente como cuando era una niña, y jugaba con su padre. Su padre. No consigue olvidarse, se está volviendo loca, no para de perseguirle aquella pesadilla. No puede evitar sentirse culpable, aunque no hiciese nada. No hizo nada, quizás fue eso, sabía que pudo evitarlo y no lo hizo. Podría haberle salvado se repite constantemente. Se levanta de la cama y empieza a darse tumbos contra la pared, quiere morir, quiere olvidarse de todo y no sentirse perseguida por esa horrible sensación. Quiere desaparecer, es más, que más da, no podría vivir con ello en mente. Quiere morir, lo sé, la estoy viendo, quiere matarse y que todo parezca un accidente, y que aquello que hizo, o no hizo, quede en el olvido de su pequeña mente. O quizás no lo olvida, si es que va al infierno, pero bueno, eso ya lo decidiré yo.

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