sábado, 4 de febrero de 2012

Ya no más mañanas.

   Hoy me despego de mis sábanas, que ya están pegajosas después de aquella aventura. De nuevo a limpiarlas. Me levanto y me pongo lentamente las zapatillas de estar por casa. Espero un momento sentada en el borde a que se despeje mi mente. Termina y me levanto, hace un poco de fresco así que me pongo mi querida bata, aquella que manchamos. Me dirijo a la cocina con las sábanas en mano y te encuentro allí, toda una sorpresa para mí. Quizás era la costumbre de acostarme acompañada y despertarme sola. Pero me digo que se ha acabado aquella costumbre. No, pero seguramente quiera tomarse un café e irse, quizás incluso sea más educado que los anteriores. Le saludo atónita con los pelos revueltos, los brazos cada uno quieto en su lado, con la boca abierta y parada en la puerta. Me saluda con una gran sonrisa, y veo mi desayuno. Te miro de reojo, ¿me estará vacilando? Retiro una silla y me siento en ella y observo el plato, sí, no tiene mala pinta. Y te miro luego, entrecierro los ojos y te pregunto qué tal dormiste. Y me dices que tan bien que quieres pasar aquí más noches.


2 comentarios:

  1. Hola, concisas y precisas letras van desnudando placidamente la pura y germinal belleza de este blog, si te va la palabra elegida, la poesía, te espero en el mio, será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buen día, besos reales...

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias don!
    Enseguida me paso, un besito (L)

    ResponderEliminar

Opina... ♥