lunes, 5 de marzo de 2012

Destino que la entendiese

     Era una niña aún cuando la conocí. Su pelo resplandecía como el oro, su sonrisa era tan dulce como los bollitos de crema de la tía Nanci y sus ojos brillaban como los de ninguna. Su risa acariciaba a los pájaros que con ella iban, bailaba al compás de una música que solo sonaba en su cabeza y se reía por cosas que solo ella conseguía ver. Soñaba que sus sueños se hacían realidad, que al fin las estrellas podría tocar, pues como ella bien decía: 'las estrellas son sueños, y cuando se cumplen caen fugazmente'. Destino entregado al cielo, su mayor sueño eran los trocitos de nube poder alcanzar al fin.
Su alma era de admirar, y si te fijabas en sus ojos, tu corazón se esclavizaba a ella, pues ya muy normal.
Siempre la observaba desde mi alta ventana, veía como se divertía y escuchaba su risa muda tras el cristal. Volaba y brillaba, y el sol la ayudaba bañándola en resplandecientes rayos de sol. Nunca había visto nada parecido.
Contaba cosas que solo ella entendía, que solo le ocurrían a ella y le daba igual lo que pensasen. Ya muchos no se fijaban en lo que decía, si no en como lo decía, pues esos labios tan carnosos eran admirables y sedosos, cual otros labios cualquiera pudiesen recostarse sobre los de ella. Realmente un misterio, yo sería su detective, y es que enamorado de ella estaba hasta las venas. Mi sangre solo por ella corría.
   Un día fuimos de excursión al parque, a lo lejos la veía yo sentado en la mesa donde comíamos. Como disfrutaba y jugueteaba sacándose fotos con sus demás amigos. Embobado me quede, anonadado aún más cuando me fijé en que había desaparecido, pues tan hipnotizado había estado que no me había percatado.
Me levanté y corriendo fui a los frondosos árboles que acompañaban al verde paisaje. Era mi oportunidad, mi secreto le iba a confesar. Los esquivé rápidamente, hojas secas iba pisando cuando la divisé. En el borde de un barranco se alzaba:
   -  Asun, ¡Asun qué haces! ¡Baja de ahí! ¡Te caerás! - giró lentamente su rostro con su pelo flotando.
   -  ¡Oh! ¡Oscar! ¿Qué haces tú por aquí?
   -  Venía a decirte una cosa... esto... ¡baja de ahí y te la diré! - de repente, sus brazos empezó a agitar y el ruido de una pájaro a imitar.
   -  ¿Tú crees que si me lanzo podré volar como un pájaro? - me dijo mientras decidida se encaminaba.
   -  ¡Qué dices! ¡Diablos, baja ya de ahí!.
Entonces nadie lo quiso, nadie lo podría haber imaginado nunca. Nadie si no hubiese visto la escena, como con la piedra tropezaba y al vacío caía. Mis pies se desmoronaban y al suelo bajaban.
    - ¡Asun! ¡Asun! Dime algo, ¡Asun!, ¿estás bien? Dime algo cariño, Asun... Sé que estás bien, sí, sí seguro que está bien, anda sube aquí, corre se van a preocupar. Venga cielo no tiene gracia vámonos, sube y ven, acompáñame. Asun... Asun mi vida, te quiero...


   

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