jueves, 15 de diciembre de 2011

Frenesí

   Entonces apareces de nuevo... Con esa fragancia que me enloquece los sentidos, con esa respiración que me hace perder la cabeza, y con esa sonrisa tan traviesa que lanzas a cualquier mujer con la que te encuentres a tu paso. Rozo mi pecho con el tuyo. Esa sensación vuelve, me llena de pasión y me excita, me produce la sensación de haber bebido dos litros de alcohol tras una noche alocada contigo. Te miro a esos ojos, y, oh dios, me lanzas otra de esas miradas. Tú apoyas tu mano en mi espalda desnuda, me rodeas de esa colonia. El calor, sí, ese calor, me abruma, hace que mi respiración sea menos llevadera. Nuestros alientos empañan la ventana de cristalera. Pero es noche mi amor, nadie nos verá. Yo sólo puedo apoyar mis labios en los tuyos y rozarlos lentamente, despacio, no quiero desgastarlos, quiero esos labios para toda la eternidad. Me empujas contra la cristalera, haces que vibre, vuelves loco a cualquiera. Bajas tus besos de mis labios a mi pecho, lentamente, suavemente, como has ido aprendiendo, como te han enseñado. Miro al horizonte, pierdo la mirada, mi corazón se acelera. No podemos contenernos los gemidos. La exitación es demasiada. Te quitas tu reloj Rolex, es tu bebé. y seguidamente te quitas tu traje de diseño, de Boutique. Observo como te desabrochas sensualmente los botones de la camisa. Te observo apoyada en la gran cristalera. Sé que hace mucho calor, me das mucho calor. Sé que en tu respiración también lo puedo notar. Llegas con tu siguiente paso, me bajas lentamente el vestido de lentejuelas negras. Tienes cuidado, sabes que es caro, qué delicado, un detalle por tu parte. Hoy soy tu reina, y tú mi vasallo. Hoy la noche promete, vamos a ser malos. Por que, ¿por qué ser una santa cuando pecar es tan divertido? 


By original from me.

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